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La Casa de los Cien Vientos
Centro de interpretación del paisaje y edificio de usos múltiples en Benissa (Alicante)
La Cala de la Fustera siempre ha estado asociado a la Marà, la bajada al mar desde el pueblo de Benissa, provistos de carros y víveres para pasar unos días de descanso junto al mar. En este enclave mediterráneo, la Casa dels Cent Vents es una antigua construcción modificada en sucesivas ocasiones que se alza en un acantilado de la Marina Alta entre escalinatas de pierdas y terrazas ajardinadas, y es un punto de cruce entre los vientos procedentes del mar y de la península.
El proyecto para la Casa dels Cent Vents busca continuar el sistema de terrazas preexistente, prolongando las escalinatas y los muros hasta un nuevo mirador al paisaje, construido sobre una arquitectura pétrea erosionada y excavada por cientos de vientos. El proyecto reconoce el valor de las estructuras actuales al dotarlas de unidad con una nueva cubierta que completa el espacio y genera un gran patio ciudadano en el interior, en torno al cual se desarrolla el programa previsto. La morfología de la cubierta y de los espacios interiores se construye siguiendo las direcciones de los vientos principales que atraviesan la cima y que dan nombre a este enclave, abriendo huecos y perforaciones en los puntos clave para fortalecer la relación entre lo natural y lo antrópico. Reivindica su carácter mediterráneo al buscar la continuidad en cuestiones vernáculas como las fluidas relaciones interior-exterior a través de arcadas y el aprovechamiento de los espacios no climatizados, el uso medido de la luz natural con generosidad, pero sin sobreexposición, el constante intercambio entre arquitectura y naturaleza, la terraza-mirador como lugar de encuentro con el sol o el uso del patio como pieza fundamental del sistema arquitectónico.
Este nuevo enclave tectónico, esculpido en un acantilado sobre el mar, podría parecer un accidente natural producido por el paso de brisas y corrientes que generan caminos, aperturas, quiebros y visuales. Son los cien vientos que habitan desde siempre en este lugar los que marcan estas líneas de erosión, lo que los griegos vinieron a llamar Anemoi. Al igual que ocurría durante la Marà, cuando la Fustera atraía a los beniseros, la ciudadanía debe encontrar en la Casa dels Cent Vents el lugar de encuentro, recepción y acogida donde reconocer, aprehender y recorrer el paisaje y la cultura local.
La organización espacial del conjunto permite organizar dos niveles de programa: el centro de interpretación del Paseo Ecológico Litoral se desarrolla en la cubierta mirador, mientras que el resto de actividades ciudadanas se desarrollan en torno al gran patio de sombra. De esta forma, los usos que concentran una mayor afluencia, las dependencias policiales y el consultorio médico, se abren hacia la explanada de acceso en directa conexión con la zona de estacionamiento, facilitando la accesibilidad para emergencias. Los programas municipales se desarrollan en torno al nuevo patio propiciando las sinergias y el funcionamiento adecuado de todos ellos: oficina de atención al ciudadano, oficina de información turística, espacios de usos múltiples y despachos de administración, en el frente marítimo. En el nivel inferior se sitúa la sala de exposiciones permanentes y temporales, en un espacio permeable al paisaje a través de terrazas y muros de piedra, abierto al jardín mediterráneo, así como el espacio de almacenamiento. Este programa se interrelaciona con un núcleo de comunicación interno y conexiones externas entre la cubierta y el patio ciudadano.
La propuesta de espacio para el Centro de Interpretación se basa en la experiencia genuina del paisaje, frente a modelos meramente expositivos, para lo que se desarrolla en la gran explanada de la cubierta que mira sobre las copas de los pinos y los acantilados al mar. En esta terraza, inundada por la brisa, se despliegan una serie de enigmáticos objetos permiten la interpretación de distintos fenómenos y elementos naturales propios del paisaje costero de Benissa: el ocaso, el horizonte, el agua, el pinar, la erosión, el tiempo, el firmamento, el viento, la arquitectura, la luz y la piedra. Junto a estos elementos sensoriales, el propio edificio cuenta a través de su tipología, sus espacios y su materialidad multitud de fragmentos de este paisaje, que se complementa con los espacios multiusos y el gran atrio de acceso para la exposición de contenido divulgativo normalizado.